La fisioterapia se define por la prescripción de estrategias saludables de movimiento con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas.

Aunque tradicionalmente se ha considerado que el paciente acude al fisioterapeuta sólo para recibir un tratamiento, lo cierto es que la evidencia científica avanza en otra dirección: la importancia del ejercicio activo terapéutico, la adherencia al tratamiento por parte del propio paciente y el significado que se le otorga al mismo, como factores más importantes en la consecución de los resultados terapéuticos.

Si bien el tratamiento pasivo puede ser una herramienta fundamental en la mejora del dolor a corto plazo, lo cierto es que ocupa un espacio concreto dentro de un proceso de rehabilitación mucho más amplio, en el que la participación activa juega un papel predominante.

Para conseguir conjugar estos factores, entendemos el manejo de la situación del paciente de una manera global para diseñar un tratamiento completo, y que permita conseguir con la máxima fiabilidad la reactivación del paciente y la consecución de su función máxima.